Así se expresaba Martín, con lagrimas en los ojos.
Martín, tiene 35 años. La misma edad que tengo yo. El nos contaba que hace 12 años que trabaja en el basural. Vio y conoce todo lo que sucede allí adentro. Angustiado y con mucha preocupación por la actual situación que se vive, por no saber que destino tendrá el basural y cual será su futuro y el de su familia.
Martín relataba con orgullo, que arranco yendo al basural en bicicleta, luego pudo comprarse una motito y actualmente se maneja en un Rastrojero.
Tiene tres hijas pequeñas. Su sueño es poder arreglar su casa en el barrio la Celeste donde vive, para que su familia tenga un bienestar mejor.
«Quiero que mis hijas estudien y que no pasen por todo lo que tengo que pasar yo», nos contaba con lagrimas en los ojos.
Hoy el basural es tierra de nadie. Muchas familias viven de la basura que pueden vender. La política de la actual gestión fracasó. Hay mucho por hacer. Nosotros estamos dispuestos y trabajaremos para ello.